miércoles, 18 de febrero de 2009

Los libros ajenos jalan mejor

He andado del tingo al tango buscando nuevos ingredientes para esta existencia tan ajetreada –uy sí, super ocupado... trabajar, leer, beber...– y me he encontrado cosas gratas: sabes que tienes vínculos con las personas cuando te las encuentras después de tanto tiempo sin verlas y siguen arrancándote sonrisas sinceras. Si tú, TÚ, gracias por todo... :)

Como muchos saben, en parte por mi condición de maestro (el pretexto) y por gusto propio (eso sí) soy fanático de la literatura infantil (sea lo que sea eso);  ahora en uno de los libros de "moda", Corazón de Tinta, me he topado con una cita que me ha sacado una buena sonrisa:

Para aquel que roba, o pide prestado un libro y a su dueño no lo devuelve, que se le mude en sierpe en la mano y lo desgarre. Que quede paralizado y condenados todos sus miembros. Que desfallezca de dolor, suplicando a gritos misericordia, y que nada alivie sus sufrimientos hasta que perezca. Que los gusanos de los libros le roan las entrañas  como lo hace el remordimiento que nunca cesa. Y cuando, finalmente, descienda al castigo eterno, que las llamas del infierno lo consuman para siempre.
                    Inscripción en la biblioteca del monasterio de San Pedro,
                                                en Barcelona, citada por Alberto Manguel

Y es que no inventen... "Es tonto quien presta un libro, pero más tonto el que lo regresa". ¿Qué fregaderas son éstas? Maldito dicho, ¡no debemos seguirlo! Los libros hay que prestarlos, compartirlos y comentarlos con nuestros amigos para disfrutarlos más.

                           Al diablo con los que no regresan los libros. A lo que nos orillan es a convertirnos en egoístas.

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