jueves, 29 de mayo de 2008

El derecho a contar una historia

En el número 100 de la revista Atomix se publicó un artículo acerca de la ahora ya trillada duda de si los videojuegos son arte o no. En realidad ponerme a debatir acerca de este asunto me da ya ahora una extrema hueva. ¿Qué es el arte en un principio? Existen muchas posturas y respuestas para esta pregunta, por lo que no hay una verdad absoluta y contundente. Ya he tenido pláticas de horas con algunos de mis lectores sobre esta cuestión de "videogames as art" y nunca llegamos a conclusiones satisfactorias.

Pese a la relativización (uh, palabra dominguera) de las posturas acerca del arte, considero que los videojuegos PODRÍAN ser un arte si la intención de sus creadores tuviera fines únicamente estéticos; sin embargo, como hasta ahora los videojuegos son un producto enfocado a un consumidor en específico no creo que hayan alcanzado ese estatus.

Más que pensar en la trillada pregunta lo que sí se puede realizar es un análisis de qué elementos poseen cierta calidad artística. Por ejemplo, yo los elementos en los que por lo general me fijo son la historia, los personajes y los ambientes debido a mi formación académica; sin embargo, una persona especializada en cinematografía, artes visuales, diseño o música vería otras cosas muy interesantes.

Desde el punto vista literario me atrevo a decir que existen personajes verdaderamente memorables en la historia de los videojuegos como Solid Snake (Metal Gear) o Harry Mason (Silent Hill). Puede que estos ejemplos sean algo acartonados, pero insto a los lectores a pensar en otros personajes merecedores de vanaglorias para sus creadores.

jueves, 22 de mayo de 2008

¡Salve, oh hermosa hueva!

¡Hola a todos de nuevo! Después de haberme tomado un largo descanso con el pretexto del día del maestro -sí, puesto que me agarré el puente desde el martes de la semana pasada- regreso a platicar con ustedes sobre algunas inquietudes. Como dirían los compañeros de Atomix, espero que no se "incordien" por la falta de post de la semana pasada.

Para los que no lo saben, trabajo como profesor de Español en una secundaria y, pese a lo que algunos puedan imaginar, debo decir que el trabajo me fascina: impartir a niños una materia que puede resultar árida y hacerla divertida es una labor muchas veces titánica. ¿Por qué les cuento este choro? Bueno, pues por una sencilla y difícil pregunta que me he planteado desde que comencé a laborar como docente:

¿Qué se puede hacer para acercar a los niños a la Literatura?

¡Changos simios y gorilas, que pregunta tan difícil de responder! No manches, eso es algo imposible de realizar pues...¡¿a quién le gusta leer?! No me jodas, ¡qué hueva! Profesor, pero, para qué leemos...

Prefiero pasar mi tiempo libre jugando videojuegos.

Ahora sí, ¡en la torre! ¡La frase me cayó como cubetada de agua helada! ¿Cómo puedo responder ante eso si yo mismo soy un gamer que invierte algunas horas diarias en jugar? Lo que hice fue respirar hondo y que no me dominara el pánico. Respondí: "Muy bien pero, ¿por qué te gustan los videojuegos?" Mi alumno entonces dijo algo que me brindó esperanza: "Pues es que muchos de ellos tienen muy buenas historias y me gustan los personajes que aparecen y bueno... no sé, otras cosas más... me hacen que me emocione y eso...". ¡Un rayo de luz en la oscuridad! Una hora después comencé a platicar con mi alumno en el recreo y pude comentarle que uno de los objetivos de la Literatura era ese: brindarnos narraciones de distintos tipos para disfrutarlas. Él, extrañado, me contestó que sí lo sabía pero que el problema es que las historias que veía en sus juegos se le hacían más atractivas que las que les hacían leer en la escuela.

El principal problema que veo en este asunto es que, efectivamente, muchas veces las lecturas que se ven en clase no son del agrado de los niños. ¿Cómo poder elegir un texto que sea del agrado de treinta alumnos? Es sumamente difícil, puesto que estás lidiando con un buen número de cabezas y opiniones. Sin embargo, muchos autores de literatura infantil y juvenil (cualquier cosa que esto sea) se han dado a la tarea de escribir temas que traten temas que, según ellos, son atractivos desde la óptica de los niños.

Uno de los libros que más me ha llamado la atención es Siete habitaciones a oscuras, una recopilación de cuentos en cuya contraportada se lee:

Este libro reúne siete historias que se abren, como las puertas de una casa lúgubre, par anarrar el misterio de un videojuego; unas vacaciones desconcertantes en la playa; el encierro en un edificio abandonado; el tener que cuidar a un tenebroso viejo que está a punto de morir; la lucha por rescatar a un bebé del limbo; el asedio de seres extraños y la invasión de insectos molestos. Sé valiente y atrévete a leer estas escalofriantes narraciones de terror.

Bien, ya tenemos el libro y suena bien, ¡incluso hay un cuento sobre un videojuego! Sin embargo, ¿será esto suficiente para convencer a un niño de que apague su consola y tome el libro? No lo creo, la labor es más complicada que eso. Sin embargo el hecho de que existan historias con estas temáticas ayuda. ¡Atención mis estimados lectores, pues no estoy diciendo que toda la literatura para niños deba ser así! No obstante, creo que el hecho de que los profesores traten de averiguar los gustos e inquietudes de sus alumnos podría ayudarlos a encontrar las obras que los inicien en el gusto por la lectura.

Sí, es muy padre platicar con tus alumnos sobre Resident Evil o Final Fantasy, pero tal vez, sólo tal vez, si les contamos que hay libros que causan terror o que los transportan a mundos fantásticos se animarían a leer a Lovecraft, King, Tolkien o Lieber.

La mayor motivación que puedes tener para realizar esta tarea es saber que un día podrías ver la sonrisa de satisfacción en la boca de los niños cuando te comenten un libro.





miércoles, 7 de mayo de 2008

Sillón+control / sillón+libro

Leo porque me gusta hacerlo; no hay mayor razón ni explicación. Disfruto sentarme en este sillón recién hurtado de mi sala (antes lo hacía en una horrible silla), tomar un libro y dejarme llevar por sus páginas. No, no es un sentimiento romántico ni una visión idealizada. Me gustan las historias, me gustan mucho y la Literatura me las proporciona. Sin embargo, los libros no nada más están ahí para relatarme aventuras, sino para darme información que me resulta interesante. Me fascina la gran inteligencia de Borges, los cuentos de Cortázar, las novelas de Verne y las aventuras de Dumas. Me apasiona la literatura infantil y juvenil (sea lo que eso sea), la poesía de León Felipe y la genialidad de Rulfo. Me gusta...

Juego porque me gusta hacerlo; no hay mayor razón ni explicación. Disfruto depositar mi humanidad en este sillón recién hurtado de mi sala (antes tenía que jugar en una silla espantosa de hierro), elegir un juego, prender mi consola y vivir aventuras en mundos diversos a través de una pantalla. No, no es un acto motivado por la frase "no tengo nada que hacer": me gusta poder ser partícipe de una historia, vivir las aventuras a través de mi dual shock (o wiimote o control de xbox o teclado de mi computadora). Me gustan las historias y los videojuegos me las proporcionan. Sin embargo, los juegos de video no nada más están ahí para entretenerme, sino para hacerme pasar un buen rato con los cuates. Me gusta contar historias con eso amigos alrededor de una mesa tirando dados: recorrer el calabozo, matar al dragón y salvar al pueblo. Me fascina salvar al mundo del desgraciado de Lavos, matar a Ganon y destruir a Shinra. Me gusta...

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