domingo, 6 de julio de 2008

Urgencia de una brújula

Hay veces que cuando estás perdido encuentras el camino gracias a una palabra, una persona o un libro. Agradezco a la fortuna el haberme encontrado con las siguientes líneas:
I. La poesía es una apuesta contra la vida, en favor de la vida. Quien se atreve
a servirla, acepta existir al filo del tiempo y verse expuesto a caídas y
elevaciones, a tempestades y sequías
. Al vislumbrar la meta postergada, el
buscador exhausto se descubre al principio del viaje. Su solo privilegio, su
ardiente consuelo, se halla en la posibilidad de comenzar de nuevo.

Llevaba ya bastante tiempo con dudas respecto a lo que hago: estudiar Literatura; Razones del Samurai, una recopilación de poemas y ensayos escritos por Vicente Quirarte entre 1978 y 1999 editada por la UNAM, llegó a mis manos sin tener yo conocimiento de su contenido y calmó la tormenta en la que me sentía. La cita anterior fue extraída del primer texto del libro: "Urgencia de la poesía", que expone diecisiete reflexiones en torno a la poesía y sus cultivadores.
IV. Cuando el hombre halló que las palabras de su tribu podían alcanzar
mayor intensidad que la dictada por la utilidad práctica, nació el trabajo del
poeta. Cambian estilos y modos de expresión: permanece la lucha del poeta contra
el leviatán que lo acosa y lo seduce.

Algunos anhelamos encontrar la iluminación y la trascendencia; los caminos son muchos y el placer repta en la búsqueda que conllevan, no en su finalidad: ciencia, filosofía, arte por mencionar algunos. En mi caso, confieso que, pese a que disfruto mi trabajo, me han abrumado muchas dudas: ¿Cuál es nuestro papel en el mundo? ¿Es necesario que existamos para que la gente aprecie esta manifestación artística? ¿Tiene algún uso nuestro trabajo como exégetas, lectores profesionales y editores desde el punto de vista utilitario? ¿Qué me motiva a seguir este camino? ¿En qué momento comencé a titubear? Quirarte me respondió de una manera contundente:
VI. La misión del poeta es defender la poesía. Para cumplir semejante
tarea, es preciso estar convencido de lo que estamos dispuestos a sacrificar
para ser parte de la milicia que toma las palabras para templarlas en la llama
más intransigente.

VII. A la pregunta humillante y repetida "¿Se puede vivir
de la poesía?", el poeta debe contestar que no sólo se puede vivir de la poesía,
sino que la obligación del poeta es vivir de ella. Una vez viviendo sus contados
temporales bastan para aliviar la sed de toda la vida, incluidas aquellas
estaciones cuando la aridez parece condenarnos a la infelicidad aboluta.

Aunque el autor habla concretamente de la poesía y lo que la rodea, este sentimiento bien puede aplicarse a todas esas áreas que dentro de este mundo material resultan intrascendentes para muchas personas. Compañeros filósofos, científicos, artistas, programadores, gamers, ingenieros, profesores y ¡oh atormentados lectores!: Los seres humanos vivimos siempre con dudas, es gracias a éstas que nuestra civilización continúa avanzando. Les mentiría si les dijera que todas las personas con las que he hablado sobre estas inquietudes han sabido contestarme, pero del mismo modo lo haría si afirmara que ninguna ha podido hacerlo.

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